El presidente del Centro de Veteranos de Guerra de Comodoro Rivadavia, Jorge Palacios, relató cómo fue estar en la trinchera de la Guerra que se desató el 2 de Abril de 1982 entre Argentina e Inglaterra, por la soberanía de las Islas Malvinas. “Algún día volveremos, recuperaremos lo nuestro y ahí tendremos un descanso eterno y en paz”, manifestó.
En este sentido, señaló –en diálogo con Radio de Camioneros– que “estos días son de mucha emoción, nos invitan a todos lados y la gente piensa que es fácil hablar pero a veces la emoción te traiciona”.
“Ustedes no saben lo que significa para mí cuando alguien me dice ‘gracias por lo que hiciste en Malvinas’. Se me sale el corazón. Defender la Patria siempre va a valer la pena”, dijo.
Asimismo, aclaró que “todos los veteranos de guerra tenemos el deber de recordar a nuestros queridos compañeros. Es importante que nos entiendan las emociones. Malvinas va más allá de todo”.
“Ese sentimiento aún lo tengo, me considero un malvinero. Uno también tiene que agradecer a Dios, porque volvió. Podríamos haber sido uno más de los que ahora están del lado de Dios”, indicó.
En este marco, recordó que “a nivel nacional y local sentimos que cuando volvimos de Malvinas volvíamos a escondidas del Gobierno Militar. Y con la democracia seguimos escondidos, mientras pasaban o cambiaban de mando éramos ignorados”.
“Recién en el año 1991 algunos compañeros pudieron obtener una pensión. Muchos no tenían trabajo, estaban mal psicológicamente”, afirmó el veterano de Guerra.
A su vez, resaltó: “Yo desde que me enteré que iba a la Guerra me imaginaba poder recuperar las Malvinas que en ese momento estaban ocupadas por los ingleses”.
“Algún día volveremos, recuperaremos lo nuestro y ahí tendremos un descanso eterno y en paz. Yo digo siempre, volveremos y que ‘Viva la Patria’”, expresó.
Impacto de bomba: “Yo siempre digo que hablé con Dios en ese momento”
Por otro lado, Jorge Palacios, recordó el día que una bomba explotó al lado de él: “Estaba haciendo guardia en un pozo de zorro con una manta del Ejército doblada y apoyada. Cuando escucho una especie de zumbido. Enseguida sentí un fogonazo como a 30 metros de donde estaba”.
“Había explotado una bomba, la onda expansiva me torció la cara, me giró, me estrujó y caí como de cabeza dentro del pozo. Mi brazo derecho quedó como hacia arriba torcido y el izquierdo aprisionado”, enfatizó.
En esta línea, resaltó: “Mi compañero estaba dentro del pozo durmiendo con una frazada porque era mi relevo y como que me caigo arriba de él. Seguido de eso caen los escombros. Conté hasta 3, hicimos fuerza y no se movía nada”.
“Con mis compañeros nos pusimos a gritar durante un rato, calculo que habremos estado más de una hora ahí. Y uno se pone a pensar todo lo que vivió, en la familia, después de un rato no lo escuchaba más a mi compañero, pensé que estaba muerto”, pronunció.
“Yo siempre digo que hablé con Dios en ese momento. Capaz era el momento final de mi vida. Lo vi todo como en blanco y negro, me vi yo, a mi mamá, y ahí cerré mis ojos y dije gracias Dios, cuida a mi familia para que estén bien”, explicó.
“Pasó el tiempo y escuché un ruido como si fuera una roca. Ahí le hablé a mi compañero, volvimos a gritar y ahí nos encontraron. Mis compañeros volvieron y empezaron a escarbar pero ya hacía media hora que a nosotros nos daban por muertos”, aseguró.
Finalmente, Palacios testificó: “La emoción de mis compañeros cuando nos sacaron, lloraban pero de alegría. Yo siempre digo que fue un milagro porque no hay forma de aguantar tanto tiempo sin aire y con esa presión arriba”.